UNA MIRADA
Un conductor fija su mirada en el camino, de lo contrario podría salir del mismo.
Una persona que cocina, fija su mirada en los ingredientes, en la hornilla, de lo contrario podría cortarse o quemar los alimentos.
Sea lo que sea que hagamos, siempre fijamos nuestra mirada en aquello que nos mantiene en el objetivo, aún así, muchas veces, ante las circunstancias imprevistas, cuando ya hemos salido del camino o incluso se nos ha “quemado el arroz”, nos lamentamos, nos frustramos, culpamos, entristecemos y sumergimos en la preocupación ¿Cómo fue que pasó? ¿Por qué? ¿Qué hice mal? ¿Ahora como salgo de esto? ¿Será que puedo salir?...
¿HAS VIVIDO ALGO SIMILAR?
De seguro que sí, y por eso quiero invitarte a que en este camino llamado vida, puedas fijar tu mirada en la fe. En ver siempre con convicción aquello que aun no alcanzas, pero, que alcanzarás con la ayuda de Dios, sin cambiar tu mirada aun cuando se te esté quemando el arroz.
Me encanta recordar aquella historia de Pedro (Mateo 14: 22 – 32), a quien siempre se le recuerda como el hombre que se hundió en las aguas por “su poca fe”. Pero prefiero recalcar de dicha historia, el momento en el que Pedro con una fe activa, se movió a hacer lo que hacia su Maestro (Jesús). Confió plenamente en él, lo miró y bajo de la barca, entonces se convirtió en el único discípulo de Jesús capaz de caminar sobre las aguas.
Quizás la gente siempre te recuerde tus caídas, pero hoy quiero que recuerdes que puedes activar tu fe, mirar a Jesús, confiar en él SIEMPRE, y caminar sobre el mar.
Podemos aprender de esta historia que lo que nos mantiene en el camino es una mirada correcta, y, cuando la desviamos (como hizo Pedro) hacia los vientos y tormentas que acechan nuestra vida, entonces nos hundimos. ¿Pero sabes qué? Aun si te hundieses Jesús te dará su mano, te animará a renovar tus convicciones y seguir adelante.
“TIENES EL POTENCIAL PARA BAJAR DE LA BARCA Y CAMINAR SOBRE EL MAR”.