!ME VAN A SALIR RAÍCES!
¿Alguna vez escuchaste o dijiste la frase: “Me van a salir raíces”? Entonces estas líneas son para ti.
Cuando esperamos más de la cuenta a alguien o algo, al menos en mi país solemos usar la frase: “Mija (o) me van a salir raíces de tanto esperar”. Meditaba en las veces que la he mencionado y ciertamente en la espera hay un propósito divino de echar raíces, pero en el amor de Dios.
Decía Pablo que cuando habita Cristo en nuestro corazón, echamos raíces en su amor y alcanzamos a conocer la dimensión del amor de Dios: su anchura, su longitud, su profundidad y su altura.
¿Cómo nos damos cuenta si habita Cristo en nuestro corazón?
Precisamente en los momentos de espera: cuando quizás nos embarga el silencio, pero de repente escuchamos la voz de Dios. Cuando las soluciones no llegan, pero de repente se nos infunden las fuerzas de Dios. Cuando la esperanza pareciera nublarse y de repente se nos activa la fe de Dios, es allí cuando no hay otra opción que conocer cara a cara a Cristo y echar raíces en Él.
Y déjame decirte que sus raíces no son cualquiera, son como la de la palmera que ante los vientos, las lluvias y los golpes no sede su fuerza. Sus raíces son profundas, fuertes y eternas.
Si has pasado tiempo esperando y literal sientes que te “Saldrán Raíces”, alégrate, porque si activas tu fe, echarás raíces en el amor de Dios.
Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él.
Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes.
Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios,
cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor.
Efesios 3: 17 – 18.